Este 01 de agosto, mientras caminábamos por la plazoleta de la Basílica de los Ángeles, la mirada se detuvo en una bandera del hermano país de Nicaragua, acercándonos pudimos conocer el testimonio de Luisa Magally Bustos Selva, nicaragüense que vive en nuestro país hace ya 24 años.
Bustos Selva vive en Desamparados de San José, localidad desde donde emprendió sus pasos hasta la casa de la Madre. Esta fervorosa de la Inmaculada, nos comentó que llegó a Costa Rica cuando tenía tan sólo 17 años, y lo hizo con ayuda de su hermana mayor.
Pienso en Nicaragua, «lo que está pasando es algo terrible, hay que vivirlo en vivo para saber todo lo que está pasando; es algo triste…, que quemen los niños, hace dos meses quemaron una casa con seis personas adentro, dos niños y cuatro adultos, es muy triste todas las muertes, la juventud y los estudiantes…, ha sido demasiado sufrimiento todo esto», precisó con dolor María Luisa.
Aquí, «me trae la situación de Nicaragua, camino pidiéndole a la Virgen que se termine todo esto porque ya es demasiado, tenemos tres meses y 10 días en esta guerra, y no podemos más, no podemos seguir así que esté muriendo mucha gente inocente, tantos niños, adultos y jóvenes, son muchas personas que están muriendo todos los días…; no hay comida en los supermercados, hay mucha necesidad, no los atienden en los hospitales porque no hay medicinas, y tantas situaciones más», comentó Bustos.
Y agregó, «veo como la familia sufre, la gente sufre…, yo tenía ya mucho tiempo de no ir a mi casa, y aunque fue un poco tranquilo porque lo más crítico está al Norte, me afecta incluso en no poder ir a mi país; es doloroso», afirmó.
Al ser consultada sobre el papel de la juventud y de los obispos, nos dijo que lo ve «perfecto, que la juventud nicaragüense esté apoyada por todos los católicos y todas las religiosos para mi es bueno, es genial».
Con una voz quebrada y lágrimas en sus ojos, visiblemente encarnando el dolor no solo suyo sino de un pueblo entero sobre sus hombros, precisó: «en mi corazón yo venía llorando, porque lo que yo más quiero es paz en mi vida y en toda Nicaragua; es demasiado la tristeza de esta guerra, donde no hay comida, no hay nada de tranquilidad, todos los días se escuchan muertos…; yo venía llorando en el camino, desde que salí de mi casa», puntualizó.
Finalmente, añadio: «agradecemos tanto, tanto a Costa Rica, que nos ha apoyado, nos ha mandado su oración; a todo el pueblo Costa Rica los amo, muchas bendiciones para Costa Rica».