Homilía Ordenación Presbiteral – Diác. Marcelino Castillo Sancho y Diác. Santiago Durán Castro

Introducción

Queridos Hermanos, hoy es un día de gran alegría pues el Señor, dueño de la mies, fiel a su promesa, nos envía dos buenos obreros (Lc. 10, 2): Santiago y Marcelino, que acompañados por sus familiares, amigos, compañeros y fieles de toda nuestra Diócesis experimentan la atención solicita y amorosa de Dios, que elige y envía hermanos para el servicio del ministerio sagrado.

Estos hijos de nuestra Iglesia particular, han sido llamados al orden sacerdotal, y para mí, como Pastor diocesano, es una inmensa alegría, ¡ésta es mi primera ordenación sacerdotal, en ello veo la mano de Dios fiel y bondadoso, que suscita frutos extraordinarios en medio de nuestro pueblo!

Cristo es el único verdadero, sumo y eterno sacerdote, pero, de entre sus discípulos, Él mismo quiso elegir a algunos en particular, para que ejerciendo en su nombre la función sacerdotal, continúen como apóstoles, su misión de enseñar, santificar y pastorear. Los obispos, sucesores de los apóstoles, con sus presbíteros, participamos del único y verdadero sacerdocio, somos ministros de Cristo al servicio del Pueblo santo de Dios.

Naturaleza y Misión del Presbítero hoy

En la primera lectura del libro de los Números, contemplamos la acción contundente de Dios en la historia, que con Moisés pastorea a su pueblo, así elige a 70 ancianos prudentes y sabios para ayudarle en la difícil tarea de dirigir a Israel, esta escena bíblica, sigue viva hoy en nuestra Iglesia, el Señor los llama a ser Presbíteros para precisamente ser fieles colaboradores del Obispo, en la misión de hacer presente el Reinado de Dios en medio de la sociedad actual.

Con el salmo 95 hemos cantando las maravillas que Dios realiza, esta ordenación sacerdotal nos manifiesta como el Señor nos sigue amando, y es un regalo grande para nuestra diócesis. En la segunda lectura de los Hechos, el apóstol san Pablo en Mileto exhorta a los presbíteros de Éfeso a permanecer fieles y crecer en el Espíritu recibido, aún en medio de las dificultades que puedan surgir, mantenerse firmes en la fe. Jesús, con la oración sacerdotal en el capítulo 17 del Evangelio de San Juan (17, 17-23) nos muestra la esencia del ministerio del Orden, el sacerdocio ha brotado de la Pascua de Cristo que pastorea a su rebaño dando la vida, y enviando pastores conforme a su corazón, por eso:

Se podría decir que el presbítero ha sido concebido en la larga noche de oración en la que el Señor Jesús habló al Padre acerca de sus Apóstoles y, ciertamente, de todos aquellos que, a lo largo de los siglos, participarían de su misión. La misma oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, dirigida toda ella hacia el sacrificio sacerdotal del Gólgota, manifiesta de modo paradigmático «hasta qué punto nuestro sacerdocio debe estar profundamente vinculado a la oración, radicado en la oración» (Directorio para el ministerio y la vida de los Presbíteros, 49).

Por eso, «el sacerdote es un hombre todo de Dios», solía decir el Papa Benedicto XVI, pues se constituye en memoria viva del Misterio Pascual de Cristo Buen Pastor, cada presbítero nos recuerda, que somos el pueblo amado de Dios, el rebaño que Él mismo guía y cuida, así con su vocación sacerdotal mantiene viva la promesa del Señor.

Hermanos, en este ambiente solemne y gozoso de oración, recordamos el 60 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, este gran acontecimiento del Espíritu Santo que sigue iluminando la misión de la Iglesia, en el Decreto PRESBYTERORUM ORDINIS, sobre la vida y ministerio de los Presbíteros, se nota que la identidad del sacerdote esta entretejida por tres aspectos primordiales, ustedes, queridos Marcelino y Santiago serán ordenados presbíteros para ser ministros de la Palabra, ministros de los Sacramentos y ministros de la Caridad, es decir, para ser en medio de todos Jesucristo Buen Pastor.

Esto no es un oficio, el sacerdote no es alguien que simplemente desempeña un trabajo, el presbítero es el signo sacramental de Cristo buen pastor, su misión es ser en medio del mundo Jesucristo que apacienta al rebaño, da su vida por las ovejas, por eso dice el Papa Francisco: «Los no deben ser superhombres sino personas humildes», pues aún en nuestras limitaciones Dios muestra abundantemente su poder.

Ciertamente vivimos momentos complejos, por eso les invito a responder a los grandes retos de hoy con una renovada alegría y esperanza, todo debe brotar de la oración, de estar con el Señor en un discernimiento espiritual que nos impulsa a ser profetas de un nuevo futuro. (Papa Francisco. Carta a los sacerdotes 31 de mayo 2020) No podemos quedarnos en respuestas de manual o prefabricadas, hay que dejar al Señor actuar en nosotros, hoy la evangelización de nuestra diócesis urge sacerdotes arraigados en la caridad pastoral y en una espiritualidad sacerdotal firme con pasión por el Evangelio.

Por eso el sacerdote debe serlo conforme a la originalidad del Reino de Dios, como dice el Papa Francisco, con un estilo de cercanía, un estilo de compasión y un estilo de ternura. Este es el estilo de Dios. Cercanía, compasión y ternura. (Papa Francisco, 25 abril de 2021).

Tras muchos años de formación, oración y discernimiento, ustedes, Santiago y Marcelino, van a entregar completamente su vida al Señor, consagrándose en obediencia, pobreza y celibato, así con la ordenación sacerdotal hoy se van insertar en la misión de los Apóstoles, «este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo en favor de su Iglesia. Por la ordenación recibe la capacidad de actuar como representante de Cristo, Cabeza de la Iglesia, en su triple función de sacerdote, profeta y rey» (CEC 1581).

Hermanos, el mismo Rito de ordenación sacerdotal nos va permitir descubrir de manera decisiva, a través de palabras y gestos sagrados, los rasgos que definen esta identidad y misión del Presbítero, al centro de la celebración vamos a vivir el impresionante gesto, que viene desde los primeros apóstoles, de la imposición de las manos, de modo que, por la fuerza del Espíritu de Dios serán transformados en el Signo Sacramental de Jesucristo sumo y eterno Sacerdote.

Así, configurados en Cristo Buen Pastor, ejercitan el sacramento del ministerio apostólico (CEC 1536), pues la llamada viene de Dios y son elegidos para hacer vida el Evangelio. ¡Qué hermoso es saber que Jesús te busca, se fija en ti y con su voz inconfundible te dice también a ti: ¡Sígueme!» (Benedicto XVI)

Conclusión

Hermanos los que estamos en la catedral de san Isidro, y los que nos siguen por los medios de comunicación- tenemos el gozo de acompañar en la oración, a Marcelino y Santiago, quienes llamados por Dios hoy van a entregar totalmente para siempre su vida. Unidos en la esperanza cristiana del banquete eucarístico, celebramos esta ordenación sacerdotal, pues toda vocación se alimenta de la Palabra proclamada y del cuerpo de Cristo entregado. En la mesa eucarística encontramos el alimento para vivir plenamente nuestra vocación y la fuerza para llevar adelante la misión.

Santiago y Marcelino, ¡no tengan miedo!, pues Dios mismo que inicio en ustedes esta buena obra, la llevará a feliz término (Flp. 1, 6). Él los ha elegido con el sello de su amor, por eso, les invito a perseverar en la fe como expresión de una total dedicación al Señor, y especialmente a empeñarse en el camino de la santidad sacerdotal.

Pido al Señor que la intercesión de la Santísima Virgen María, y de nuestro patrono san Isidro Labrador, les haga vivir su ministerio presbiteral con entrega y gozo fecundo, para gloria de Dios y para bendición de todo su Pueblo santo. ¡Alabado sea Jesucristo!

Posted in:

Etiquetas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *