La mañana de este miércoles 6 de diciembre, cuatro jóvenes de nuestra Diócesis de San Isidro concluyeron la primera etapa de su proceso formativo hacia el sacerdocio; con la celebración eucarística y un almuerzo que compartieron con sus familias, dieron gracias a Dios por estos primeros 10 meses de convivencia fraterna y discernimiento vocacional en Casa Santa María.
Durante la homilía, Mons. Montero recordó a los presentes que “este tiempo de Adviento es para aceptar el reto de comprender la espera y abrir los ojos para ver qué es lo que el Señor nos dice, es aceptar esa ciudad, esa nueva humanidad que Dios está proponiendo para que la vivan, donde habita el Señor, su ley y su Palabra…, es subir y encontrar cuál es la voluntad del Señor, es ver en las obras de las personas que ahí habita el Señor, disponiéndonos a dejar las armas y vivir en paz”.
De ahí que “la misión es construir esa ciudad de Dios, la razón de prepararse un año no puede ser otra que convertirnos en verdaderos trabajadores para esa ciudad…; nos comprometemos a reconstruir el tejido social y purificar las relaciones sociales o humanas, y con pequeños gestos, obras, oraciones y sacrificios es que vamos construyendo esa ciudad”, señaló con gran vehemencia el obispo diocesano al dirigirse a todos y particularmente a estos jóvenes que recién concluyen esta primera etapa formativa.
El Pbro. Joaquín Calderón como promotor vocacional y director de este centro vocacional tiene claro su misión durante este largo proceso, “uno lo que hace es acompañarlos y ayudarles a ir quitando todo aquello que podría ayudar o impedir, al mismo tiempo, en el proceso de discernimiento”; asegura además, que este año “se logró la unidad de grupo, y ya hoy diez meses después veo un grupo, que puedo decir, han crecido bastante cada uno individualmente y como grupo, también a nivel espiritual y a nivel de comunidad, a nivel de disciplina…, a nivel intelectual también uno va viendo la capacidad de ellos”, puntualizó el sacerdote de apellido Calderón.
“Quedó contento por el trabajo que se hace, por los curas que me han ayudado de tantas maneras, ellos también agradecen mucho porque el contacto con ustedes es muy importante, hemos conocido la vida de parroquia y los servicios diocesanos, también compartimos con los servicios de obras sociales y todo eso les despierta y les ilusiona y les hace ir aterrizando… creo que van muy preparados, saben a lo que van, tienen una idea bastante más clara de lo que es el sacerdocio, bastante más claro de lo que es el sacerdote diocesano, una idea bastante acertada del diario de la vida de los sacerdotes de la Diócesis de San Isidro”, explicó el Padre Joaquín.
“Si perseveran creo que tendríamos unos sacerdotes, unos muchachos en los que se podría apoyar para las labores que se ocupan en la parroquia y en la diócesis, son buenas semillas; y si no llegan a ser curas, pues serán buenas personas, buenos cristianos, buenos esposos…”, precisó el promotor vocacional recordando claramente que este es un proceso que apenas inicia.
Así, este grupo que empezó con 6 jóvenes concluye su primera etapa con 4 seminaristas, que para este 2018 iniciarán la etapa del Seminario Introductorio en la Garita de Alajuela; en el proceso se va discerniendo las cualidades humanas, espirituales y vocacionales, hay que decidir y así los jóvenes que continúan son: Héctor Calderón de la Parroquia de Rivas, Néstor Azofeifa de la Parroquia de San Isidro, Pablo Ramírez de la Parroquia de Buenos Aires y Davis Vargas de la Parroquia de San Vito.