Durante el fin de semana, Mons. Montero compartió con los agentes de evangelización de la Parroquia de Palmares, ahí participó de la formación del tronco común e hizo un claro llamado “el que no se forma no puede evangelizar”, al mismo tiempo que reflexionó sobre la misericordia como un estilo de vida que debe tocar toda la existencia humana.
Ahí recordó que es necesario “revisarnos a nosotros mismos cómo estaremos siendo misericordiosos; pues, si lo contrario de la misericordia es la violencia, si lo contrario a la misericordia es el irrespeto a los demás, si lo contrario es el egoísmo que nos hace pensar sólo en nosotros mismos, si lo contrario es la dureza de corazón que no es capaz de compadecer el dolor del otro, a pues tenemos que revisarnos”, indicó.
Posteriormente, compartió con distintas comunidades de la Parroquia de Palmares en su Eucaristía dominical; en la comunidad de Las Lagunas, los pobladores le comentaron sobre la problemática de la drogadicción y la falta de organización comunitaria; ante esta realidad, el obispo exhortó al compromiso cristiano.