Este sábado 14 de enero, el seminarista Lucas Mateo Alvarado Naranjo recibió el ministerio del lectorado en su parroquia de origen, Nuestra Señora de Guadalupe, Río Claro; el calor característico de la zona se hizo presente, mostrando así la calidad de un pueblo que estaba feliz por mirar cómo un hijo de esta tierra, continúa firme su proceso de discernimiento hacia el sacerdocio.
El ministerio del lectorado es el primero de los dos ministerios que se reciben antes de la ordenación diaconal, el cual es conferido a falta de dos años de completar la formación académica que se realiza en el Seminario Nacional. Por esta razón, durante la nutrida celebración, que contó con presencia de sacerdotes, seminaristas y muchos laicos, el Obispo, dijo: “éste, es un ministerio dentro de ese caminar hacia el presbiterado de Lucas, los ministerios son servicios dentro de la Iglesia, servicios importantísimos”.
Y agregó, “recibir el lectorado para poder hacer que muchas personas puedan escuchar la Palabra de Dios, para que muchos pueden llegar a enamorarse del Señor, para ello es necesario que alguien se las proclame; y es ahí, donde viene el lector proclamando la Palabra de Dios pero, eso no significa solamente leer la Sagrada Escritura, el que proclama la Palabra debe primero haberla vivido, debe haberla hecho oración en su vida en un primer lugar para luego proclamarla, para poder luego anunciarla y hacer que muchas personas se pueden enamorar del Señor”.
“San Pablo asume de la mejor manera lo que todo bautizado debe asumir, todos tenemos deberes en la Iglesia, deberes muy grandes que debemos asumir; ser bautizado no es para estar estático dentro de la Iglesia, ser bautizado es trabajar en la Iglesia, es asumir con responsabilidad la misión de la Iglesia, es trabajar por el Reino de Dios. Así lo decía con gran claridad San Pablo: ay de mí si no evangelizó”, recordó Mons. Juan Miguel.
Y dirigiéndose a Lucas, el Obispo puntualizó que su deber con el lectorado es proclamar la Palabra con la vida, “proclamarla de una manera muy especial con su vida, con su testimonio, su vida es una proclamación constante de esa presencia viva de Dios que está en su corazón, usted tiene que enamorarse de las Sagradas Escrituras, tiene que asumir esa Palabra que va a llevar a las demás personas para así hacer que todas las demás personas pueden escuchar, pueden enamorarse y pueden seguir al Señor”, reiteró el prelado.
Finalmente, al concluir la Eucaristía, el seminarista Lucas Mateo, dijo: “ante la acción de Dios mi corazón nada más lo que hace es hincharse de todos los sentimientos; si antes decía: ¡qué largo tantos años de formación!, ya estando acá recibiendo este ministerio, cuando me faltan dos años digo: ¡qué poco tiempo! Porque para esto, uno no tiene la fuerza humana, si uno se pone a ver no hay mérito humano […] salir huyendo es el camino más fácil, pero estar acá no es fácil. Oren mucho por nosotros. Se me pide ser servidor, recen para que yo, y los que estamos acá, no pidamos ser servidos sino servir. Uno está para servir, que al recibir este ministerio, mi vida y mi voz, asistido por la gracia, haga ver que la Palabra no se queda en una sola escritura, es un Dios vivo”, precisó.