70 Aniversario de Vida Matrimonial

        La mañana de este sábado 26 de agosto, en la comunidad de Los Ángeles de Platanares, se celebró con gran gozo el 70 aniversario del matrimonio de don Jesús Monge Bermúdez y doña Albina Agüero Quirós; en un ambiente de familia y de profunda fe, la pequeña capilla de la localidad resultó insuficiente para albergar a gran cantidad de descendientes, que querían elevar a Dios la acción de gracias por este don, el cual saben bien, no es sólo para ellos, sino para la Iglesia entera.

        Cuenta la historia, que fue el 23 de agosto de 1947 al ser las 6:00 am, cuando el Pbro. Fabio Prado Cubero presenció el matrimonio Monge Agüero en San Isidro de Puriscal, como atestiguan los documentos de la época. Así entonces, podemos imaginar que la experiencia vivida por aquellos dos jóvenes, quienes para aquel año contaban aproximadamente con dos décadas de edad cada uno, no sería fácil; por eso, setenta años después, Don Jesús dice recordar la pobreza en que vivía, la cual al inicio de aquella historia de amor, “fue motivo para recibir mucha incomprensión”, y Doña Albina con una gran sonrisa, dice haber sido un día normal, “porque los efectos de la celebración acabaron con los pocos planes de entonces”.

        Durante la homilía, Mons. Montero aprovechó la especial ocasión para exponer lo que como Iglesia creemos del Sacramento del Matrimonio y la clave para entenderlo y vivirlo; al respecto, indicó: “para el cristiano católico, hay una sola forma cristiana de casarse sacramentalmente, que es totalmente diferente a cualquier otra unión; se respeta cualquier otro pensamiento, pero a eso no se le llama matrimonio”.

        Matrimonio, por tanto, “es aquel que responde al plan original de Dios y por tanto a su voluntad, y qué quiso Dios desde la creación, pues crearlos a su imagen y semejanza; por eso, el matrimonio es entre dos personas que se saben creados por Dios, hijo e hija de Dios y que saben ver a Dios en el otro, hombre y mujer en absoluta igualdad, igualdad de derechos y deberes… de ahí que el matrimonio es la institución humana más sagrada que hay”, precisó.

        El obispo de San Isidro, señaló que al ser una realidad sagrada, la indisolubilidad de este sacramento “tiene su base en el amor cristiano, que es el mismo amor de Dios que no tiene límites ni condiciones”. Así, con vehemencia, el obispo denunció que “muchos en la sociedad no quieren oír para nada la página de San Pablo, donde el amor no es dejarse que le hagan de todo…, significa sino tener que aceptar del otro con sus majaderías y críticas por amor a Dios y a la otra persona; el cristiano no es un tonto, sino es aquel que sabe por qué tiene paciencia, por qué espera y por qué ama, sólo el amor puede cambiar a las personas…; y esto es lo que olvida nuestra sociedad que dice que no hay que aguantar nada y a la primera cosita cada quien para su casa; entonces, no significa aguantar violencia, porque la Iglesia no está a favor de ninguna violencia, Dios no creó el matrimonio para que sean infelices”, acotó.

        El obispo, aconsejó a todos los matrimonios, con voz de padre y pastor: “los problemas se superan a base de paciencia y de amor, además de muchísima oración, pues sólo así saben lo que es sufrir por el otro, y entonces será cuando saben y han entendido lo que es amar; para lo anterior, será necesario pedir a Dios que les de fuerza y sabiduría para saber cómo actuar en cada momento”.

        Por su parte, Don Jesús Monge señaló como esencial en la vida matrimonial “la comprensión, mucho respeto y el amor…”, mientras que Doña Albina Agüero, atendiendo a la invitación del obispo que pedía expresara sus intenciones para presentarlos en el altar de la ofrenda, con esa sabiduría que es propia de quien ha orado durante toda su vida con fidelidad, dijo: “pedir paciencia para seguir, amor para amarnos todos en la familia y ya que nos ha dejado llegar hasta este día, que nos dé más amor para vivir juntos”.

        Por otra parte, el Pbro. Luis Mena Monge, actual vicario parroquial en Pejibaye de Pérez Zeledón y nieto de este matrimonio, recordó que sus abuelos arribaron “a esta zona en la década de los sesenta, buscando nuevos horizontes ya que por razones económicas en Puriscal era difícil mantener la familia, viajaron a oscuras como Abraham, acompañados de unos signos valiosos: un cuchillo y una pala signos del amor a la tierra y al campesinado, un rosario para encomendarse a Dios y a la Virgen, ejemplo que aún dan al rezar todos los días el rosario de rodillas, y muchos niños que es el gran valor de la familia”.

        “No somos una familia perfecta, pero Dios ama nuestra familias a pesar de sus imperfecciones y dificultades, como dice Aparecida, y por eso yo digo que hemos visto el amor de Dios en ellos y por medio de ellos en nosotros, porque muchos hicimos la catequesis al amparo de ellos, así la fe ha sido un sostén no sólo para ellos sino también para nosotros que sin decir mucho la hemos ido aprendiendo”, indicó visiblemente emocionado y agradecido el sacerdote Mena Monge durante la Eucaristía. “Ellos son verdaderos padres espirituales, padres en el sentido de la fe, del amor al trabajo, del respeto a la gente y del bien que se puede hacer, de la caridad simple pero efectiva; y yo mismo creo que la vocación que Dios me ha dado, en gran parte se la debo a ellos que rezaron con fe”, aseguró el Padre Mena en entrevista para Radio Sinaí.

        Finalmente, al preguntarle al matrimonio Monge Agüero sobre su testimonio y consejo para la juventud, fueron precisos: “el matrimonio es para toda la vida, se requiere ser trabajadores, pedirle mucho a Dios y no quejarse en la vida”, indicó con gran atinó aquella mujer que minutos antes habíamos visto con gran respeto de rodillas y con sus ojos cerrados entrar en dialogo con Dios una vez que había comulgado, la misma mujer que con pasos pequeños pero firmes y con mirada cansada pero alegre de haber cumplido su misión, se había encaminado hasta el lugar que para ella es el más importante, la Iglesia; y don Jesús Monge nos dijo que se requiere “ser perseverantes y no dejarse vencer ante los obstáculos, porque a mí no me querían por ser pobre pero acá estamos cumpliendo con el matrimonio, yo, hoy no me arrepiento de haberme casado con ella, porque el fin mío es acompañarla hasta el fin, por el compromiso que hemos hecho con Dios; también creo en la comprensión, por eso agradezco al padre que me casó que me dio un consejo, él me dijo: cuando llegue caluroso de trabajar y vea algo que le moleste no hable, deje que se refresque para hablar y arreglar el problema…; además, pedir la sabiduría de Dios que es la que le sirve a uno, por eso todas las mañanas abro las puertas y salgo un ratico sólo para hablar con Dios, doy gracias por todo y le pido que no me deje caer en la tentación, porque por él he salido de los vicios, y sólo por Él se puede salir y uno poner de su parte”, indicó.

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