Este viernes 12 de noviembre, nuestro obispo Mons. Montero visitó la comunidad de Colinas en la Parroquia de Boruca, donde tuvo un encuentro con las organizaciones de esta comunidad y de Maíz, ahí se abordaron varios temas, los vecinos expresaron sus problemáticas sociales, entre las cuales, según comentó el Pbro. Guillermo Villalobos, párroco de la localidad, se señaló “la problemática del campesino y la necesidad de procesos económicos para salir adelante, el deseo de poder contar con una planta procesadora de frijol y maíz para el bien de la región y como un medio de preparar las cosechas ofreciéndolas al mercado desde otra perspectiva, pretenden otro centro de salud ya que la población ha crecido, se lucha por la unión de las fuerzas vivas, los grandes retos en Maíz por el servicio del agua, y de frente al tema del Diquís, se ofreció un poco el recorrido hasta hoy, donde si bien ha traído fuentes de empleo también ha generado factores que han afectado, de este proyecto del gobierno aún no se sabe a ciencia cierta que será en el futuro”, puntualizó.
Con el Salmo 15, Mons. Montero precisó que tenemos que rescatar el valor religioso, y recordó “que la práctica religiosa en Costa Rica está en peligro, ya hasta los niños se reúsan a practicar la religión y no quieren ir a catequesis, los jóvenes también bajan en su participación de la fe, con el gran peligro de confusión, no es que las otras iglesias sean malas pero cuando se multiplican las iglesias eso significa que hay un montón de gente que se abandonó religiosamente y luego va a encontrar refugio en otros lugares; hay un 80% de así llamados católicos no practicantes, que entonces no lo son, porque no forman parte de una comunidad y no practican su fe, eso es un escándalo y las consecuencias las estamos viendo, porque eso sirve para que se meta la superstición, las iglesias evangélicas y las ideas orientales, para terminar en mucha gente que no es ni chicha ni limonada, es decir, no son nada y entonces vamos andar muy mal en todos los aspectos”.
Durante la homilía de la misa que presidió en Colinas, indicó que “este mundo se acabará y cuando el Señor nos llamé en el juicio dará a cada uno según sus obras, dará a unos el premio y a otros el castigo, según corresponda cada cual. Es necesario estar preparados, quien haya llevado una buena vida estará preparado para una buena muerte; ante el juicio lo único importante es haber practicado el gran mandamiento del amor, y esa es la mejor preparación para el futuro, que dice amar como yo les he amado”, finalizó.