Costa Rica da el último banderazo a Panamá por la JMJ

La mañana de este sábado 18 de agosto, en medio de un ambiente multicolor, con un espíritu de alegría y fraternidad, Costa Rica y Panamá vivió la fiesta de la entrega de signos preparatorios a la JMJ en la zona fronteriza de Paso Canoas.

Con un sol abrazador, minutos después de las 7:00 am, hora de Costa Rica, jóvenes de ambas naciones se unieron junto a las autoridades eclesiales y aduaneras de cada país, en un acto que contó con mensajes de esperanza y presentaciones culturales.

El primero en intervenir fue el Pbro. Johnny Alexánder Leiva delegado episcopal de Pastoral Juvenil para la Diócesis de San Isidro. «Durante mes y medio estos Símbolos han peregrinado en nuestra tierra trayendo alegría, esperanza y misericordia, transportándonos a un significado mayor que nos compromete. Cargar la cruz es aceptar el reto de amar como Jesús nos amó hasta entregarse; entregarnos por el prójimo como signo del amor del Señor a la humanidad. Portar este Icono de María nos ha hecho sentir amparados por una poderosa protectora que no sólo intercede por nosotros, sino que nos invita a ser fieles discípulos de su Hijo, sin renegar de los retos, sino a asumirlos con valentía y esperanza», indicó el sacerdote Leiva.

El Cardenal Lacunza, obispo de David, en su intervención indicó: «hoy no hay fronteras, estamos todos unidos, para nosotros la Diócesis de David que es la puerta para el país, es un gozo encontrarnos en esta frontera sin frontera, el cristiano católico es católico, es universal, no hay extranjeros dentro de la Iglesia porque todos somos de la misma familia de Dios y por tanto todos somos hermanos y ciudadanos del Reino de Dios».

Seguidamente, la joven Fabiana Ureña de la Parroquia de Ciudad Neily, indicó: «nosotros los jóvenes de Costa Rica, llenos de la alegría del Evangelio que hemos podido anunciar por medio de esta peregrinación, queremos confiar en sus manos estos Símbolos exhortándoles a que con esta peregrinación lleven la fe, la esperanza y la caridad a cada joven, niño y anciano, a que hagan líos al estilo de Jesús y a que construyan la Civilización del amor que la humanidad ansía»; al tiempo que ofreció las oración del pueblo de Costa Rica en favor del pueblo panameño.

A estas palabras, la joven Claudia Justavino de David, replicó: «gracias por aceptar el reto de ser discípulos del Señor, ahora somos los jóvenes
panameños quienes con gran entusiasmo asumimos la misión de peregrinar junto a estos Símbolos hacia el gran encuentro con Cristo, con el Papa y con los jóvenes de todo el mundo, que tendremos en enero del 2019 en la Jornada Mundial de la Juventud».

Por su parte, Mons. José Domingo Ulloa arzobispo de Panamá, en un espíritu orante, dijo: «Señor Jesucristo que nos llamas a tomar la cruz y a seguirte como discípulos y misioneros de tu evangelio, te pedimos te dignes bendecir a la juventud de tu Iglesia que se prepara y peregrina al encuentro con tu Cruz, para que vea en ella el verdadero signo del cristiano que parece alzarse desde la tierra, pero que en realidad cuelga del cielo, como abrazo divino que estrecha al universo. La Cruz es el no definitivo e irreversible de Dios a la violencia, a la injusticia, al odio y la mentira; y es el si, también irreversible, al amor, a la verdad, y al bien».

Por eso, «dejémonos sorprender por Cristo, abramos la puerta de nuestro corazón a su amor misericordioso, presentemos a Jesús nuestras penas y alegrías y permitamos que Él nos
ilumine con su luz. Que el encuentro con la Cruz, se transforme en un encuentro íntimo y personal con Aquél que se hizo hombre y que murió por nosotros», afirmó el prelado capitalino de Panamá.

Finamente, Mons. Gabriel Montero, obispo de San Isidro, indicó que habían dos sentimientos, «despedir los signos y agradecer a Dios de habernos permitido que pasaran estos signos por nuestro país, nos hemos sentido llenos de profunda alegría y gran esperanza; especial gratitud a los jóvenes que la han cargado y llevado con gran alegría, los jóvenes son protagonista de la presencia de Cristo entre nosotros, son la gran esperanza para estos países y para el mundo entero».

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