Diác. Jorge Sancho Arrieta vive retiro espiritual como preparación a su Ordenación Presbiteral

Del 1 al 5 de noviembre, el Diác. Jorge Andrés Sancho Arrieta, realizó como prescribe el Código de Derecho Canónico, el retiro espiritual en preparación a la Ordenación Presbiteral que recibirá el próximo 20 de noviembre en la Catedral de San Isidro de El General; retiro espiritual que fue impartido por Mons. Hugo Barrantes Ureña y realizado en el Monasterio Padre de las Misericordias, en Morazán.

Según comentó el Diác. Jorge Sancho en entrevista a Radio Sinaí 103.9 FM, el tema tratado durante estos días de profunda reflexión fue el de la Caridad Pastoral; “hablamos del Espíritu Santo como un perenne Pentecostés en la vida no solamente de la parroquia o en la diócesis sino principalmente en la vida del presbítero, hablamos también sobre la fidelidad de la vocación, sobre la importancia de la formación espiritual, y el estar reavivando precisamente el don que Dios a través del ministerio sacerdotal nos concede”.

Entre los temas reflexionados, se comentó: “evitar el desgaste del activismo, el perder el celo o el gozo apostólico, evitar las famosas caras de funeral, el hecho de no maltratar nunca al pueblo, tener la caridad para pedir disculpas si fuese el caso, pero sobre todo no caer en ese orgullo, sino que nos demos a la sencillez, abrirnos a la experiencia de la comunidad, y rescatar el valor del rebaño como enseña San Bernardo”, recordó Sancho Arrieta.

Especial cuidado, se le dio al tema de la cura de almas, “estar pendiente de lo que la gente necesita, principalmente a través del sacramento de la reconciliación, ayudando a la gente hacer una buena confesión, una confesión en la cual se sientan no culpables sino amados, donde siempre podamos mostrar ese corazón misericordioso de Dios”, indicó.

Para lograr esta respuesta, Mons. Hugo Barrantes hacía ver al futuro sacerdote la importancia del crecimiento y la formación permanente del clero: “si no nos estamos actualizando, si no estamos volviendo sobre nosotros mismos y no estamos compartiendo en la vida de oración y en la parte intelectual, podríamos entonces convertirnos en confesores jueces que solamente podríamos señalar, y dejaríamos la parte médica, la parte de la cura de almas”, recordó el diácono.

Por tanto, es esencial “estar volviendo sobre la oración: los rieles del tren nunca se oxidan porque el tren siempre está pasando por encima de ellos; entonces, mosneñor hacía la analogía de la vida de oración, si nosotros como sacerdotes nos alejamos de la oración, si decaemos en ella, nuestros rieles se van a empezar a ir oxidando, pero si nosotros estamos constantemente volviendo a la oración, volviendo a la persona de Jesucristo, nuestros rieles se van a mantener siempre limpios, se van a mantener incluso hasta brillosos”, recordó el joven diácono de los consejos ofrecidos por el obispo predicador.

El sacerdote es “un buen pastor que busca las personas, sabe y reconoce el gran tesoro que lleva, pero que precisamente lleva en vasijas de barro, en un cuerpo frágil, un cuerpo humano, una persona que en cualquier momento se puede equivocar pero que también es capaz de levantarse”. Así, el diácono señala que le impactó la figura de Caín, “que incluso pese a todo lo que sucedió con Abel, cuando Dios lo llama, Dios lo marca, pero lo marca precisamente para que nadie le haga daño, no para que él no le haga daño a nadie, ni para que nadie se le acerque; sino, es para que no lo dañen, porque independientemente de lo que haya hecho, sigue siendo un hijo amado para Dios, y eso pues nosotros como sacerdotes tenemos que tenerlo claro: seguimos siendo humanos, podemos equivocarnos, pero Dios siempre nos va a seguir amando”, comentó.

Así, el deseo del próximo nuevo sacerdote de nuestra diócesis, es “reconocerme sacerdote no para mí, no para mi familia, no para mis amigos, sino para el Pueblo Santo de Dios, soy sacerdote por y para el Pueblo de Dios, en los cuales, pues están mis amigos, está mi familia, están las personas que quiero; pero siempre tener clara mi identidad como sacerdote. Quisiera rescatar que, durante mi vida laboral, incluso dentro del mismo seminario, algunas veces caí en la parte de ser funcionario, caí en el funcionalismo, en el activismo y dejé de un lado el ser, cuando empecé a entender el ser fue cuando comencé a vivir la vocación”, finalizó.

 

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