Dios no desprecia a nadie

Este sábado, en el marco de la Visita Pastoral, Mons. Montero se reunió con aproximadamente 125 agentes de evangelización de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Platanillo, durante el encuentro los grupos y comisiones rindieron al obispo un informe de los esfuerzos realizados en favor de la evangelización y de la realidad social y eclesial que se vive en sus comunidades; también, la mañana fue aprovechada para reflexionar sobre los retos que surgen ante la falta de compromiso e indiferencia de algunos agentes y fieles.

Por la tarde, se visitó en primera instancia las comunidades de Punto de Mira y Lagunas, en esta última, los niños manifestaron palabras de bienvenida al obispo, uno de ellos le dijo: “hoy más que nunca amamos nuestra Iglesia Católica y estamos felices de ser tus ovejas”, ante estas sentidas palabras, el obispo reaccionó con profundo agradecimiento, acto seguido los niños ofrecieron un abrazo de acogida al pastor diocesano; también en Lagunas, el señor Macho Mesén le compuso una canción al obispo como muestra del respeto y amor al pastor, una de sus estrofas dice: «al obispo le damos las gracias, su camino lo marca el Señor, Dios conserve su vida por años, pa’ que lleve el mensaje de Dios».

Posteriormente, se visitó las comunidad de La Alfombra, luego la comunidad de San Cristóbal, en donde celebró la Eucaristía; durante su homilía, habló de la importancia de la Palabra de Dios, recordando que es necesario aprender a escucharla como don y maravilla de Dios, siendo necesario reconocer al Dios que se nos muestra en ella. Con la primera lectura recordó “la inmensa generosidad de Dios al seguir mostrando su amor a pesar de nuestra debilidad, esto porque Dios no desprecia a nadie, Dios no aleja a nadie, Él está constantemente abriendo sus brazos”, indicó.

Con el Evangelio, indicó que “en Zaqueo vemos a un hombre con muchas limitaciones, podríamos decir limitaciones de estatura y de pecado, pero que al descubrir la presencia de la Palabra hecha carne que es Jesucristo, abre sus brazos”; y en tono jocoso agregó “probablemente Zaqueo no se bajó del árbol sino que se cayó del árbol, se cayó de la emoción de saber que Jesucristo iba a llegar a su casa”, con esto invitó a saber abrir el corazón a Dios.

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