La centralidad de Jesucristo y su Palabra en nuestra acción pastoral

Este lunes 22 de noviembre, durante la primera jornada de reflexión y trabajo, el Padre Fidel Oroño, recordó que “la reflexión bíblico-teológica constituye un elemento importante en el caminar de la Iglesia, pues fundamenta la vida pastoral”. Desde esa perspectiva, “se hizo un llamado a disponer el corazón para discernir en común en esta Asamblea Eclesial, teniendo como referencia el texto bíblico que invita a oír la Palabra de Dios y cumplirla”, señala la nota de prensa.

Esta reflexión partió de las siguientes preguntas: “¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es lo que convoca y jalona esta Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, siempre en comunión con la Iglesia entera? ¿Por qué existe todo lo que tenemos? ¿Por qué hay Palabra de Dios? ¿Por qué hay Iglesia? ¿Por qué somos llamados? ¿Por qué hablamos de misión? ¿Por qué nos empeñamos en un discernimiento comunitario? ¿De dónde nace? ¿Cuál es la fuente? ¿Qué se propone fundamentalmente?”.

Ante esto, el biblista colombiano Oroño, precisó: “estamos aquí porque hay un proyecto, un proyecto que nos antecede. Ese proyecto maravilloso es la voluntad divina”. Y prosiguió, este proyecto consiste “en que Dios nos llama a compartir su vida y su felicidad. Dios nos llama a estar con él, a hablar con él, a vivir de su vida, a trabajar con él”. Por eso, el desafío es saber leer el proyecto de Dios, pues desde el plan salvador de Dios se lee todo. Un plan salvador sin el que “la Iglesia no existiría”, sentenció el Padre Fidel.

Centrado en la pastoral, el religioso eudista Oroño, afirmó que “el pastor en la Biblia en primer lugar es Dios, que va conduciendo a su pueblo por el camino del desierto”. Por eso, insistió en que “la pastoral es siempre un ejercicio de travesía, de éxodo; donde la escucha siempre se traduce en ruta”. Así se traducen los caminos de Dios, un Dios que se hace caminante, que se encarna en Jesús, que es la Palabra, que escucha los gritos de los olvidados, que impacta, que suscita también gritos de alegría.

De esto, se desprende que, ser discípulo implica saber leer la cruz, pues “quien aprende a leer la cruz desde la experiencia del Resucitado es el que puede anunciar a Jesucristo”. Desde la cruz se mira la historia de una nueva manera, es una gramática, nos “da una mirada y nos da un programa”, acotó el expositor. La Escritura se sitúa en un horizonte vital, que recoge el plan salvador de Dios, que “nos abre ventanas de observación y de compresión más profunda”, que “nos saca del analfabetismo espiritual”. Con ella, decía el Padre Fidel Oroño, “leemos los códigos de la intervención creadora, liberadora y siempre constructora de Dios en nuestra historia”, pero también “tenemos luz para percibir los caminos del Espíritu dentro de las tribulaciones que vivimos”, puntualizó.

El biblista insistió en que “somos una Iglesia enamorada de Jesús, que no juega al poder, que sabe que sólo tiene fuerza y capacidad transformadora en la historia cuando se hace humilde y auténtica, cuando se hace servidora sin pedir nada a cambio”. Por eso, los discípulos son llamados a sentir con Jesús, también a escuchar, una actitud fundamental durante la Asamblea, escuchar la Palabra y la realidad, buscando una acción pastoral más vigorosa. “Sólo escuchando la Palabra podemos percibir qué es lo que Dios nos dice y nos pide, podemos llegar a descubrir nuestra misión y a qué somos llamados…; escuchar, meditar, hacer entrar la Palabra en nosotros, nos permite actuar en sintonía con su voluntad”, finalizó.

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