En la mañana de este domingo 20 de noviembre, los feligreses de Santa María de Dota se lanzaron a las calles con júbilo para manifestar la fe en Jesús Rey del Universo de una manera especial y muy particular, pues lo hicieron dando inicio a la Adoración Perpetua a Jesús Sacramentado.
Antes de las 9:00 am, hora en que daría inicio la celebración eucarística, los marienses empezaron a llegar al templo parroquial que se hizo pequeño ante la fe de aquel pueblo santeño. Todo listo, los presbíteros revestidos, los monaguillos que portaban el incensario, velones y cruz alta preparados, el pueblo expectante y el marco de un ambiente esplendoroso, hacía la combinación perfecta para iniciar la Eucaristía frente al parque y poder así vivir la gracia de la indulgencia en el cierre de este año para la Parroquia de la Cueva Santa.
Durante la homilía, el Pbro. Edgar Orozco Alfaro, Vicario General de la Diócesis de San Isidro, recordó que la Iglesia al final del año litúrgico contempla a Jesús en la cruz pero no con la mirada del Viernes Santo cuando casi todos se han ido, sino “con la alegría de saber que con sus brazos extendidos a todos nos abraza y como al ladrón nos dice hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
Ante este regalo, recordó el Pbro. Orozco Alfaro, “es necesario que nos preguntemos con qué mirada me acerco a Jesús, el Rey; con la mirada de las autoridades que seguros de sí mismos no son capaces de encontrar en Jesús al Señor… que podamos como el ladrón confesar la fe, diciendo: Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”.
Finalmente, indicó que ante la apertura de la Adoración Perpetua en la Parroquia de Santa María, los fieles cristianos debíamos acercarnos a la Eucaristía con aquel mismo sentimiento que expresó la Santa Teresa de Calcuta, cuando dijo: “cuando contemplo a Jesús Crucificado miro cuanto me amó, cuando contemplo a Jesús Eucaristía miro cuanto me ama”, precisó.
Y es que esta fue una mañana de bendición, porque en el marco de esta celebración, varios enfermos y adultos mayor recibieron el Sacramento de la Unción de los Enfermos, el cual fue administrado por el Padre Edgar y el Padre Luis Gerardo Fernández, Administrador Parroquial.
Al finalizar la Eucaristía, luego de un momento de oración ante Jesús Sacramentado, se procedió a realizar una procesión eucarística alrededor del parque de la localidad, en donde los fieles a través del canto, los banderines de la Iglesia, las flores de las jardineras, la inocencia de los niños vestidos de ángeles y el caminar lleno de fe, mostraron esa confesión de amor eucarístico que desde ahora será manifestado durante las 24 horas de cada día en la preciosa capilla preparada en su honor.
A los marienses, no queda más que felicitarles por este logro, y recordarles que al recibir el don de Dios de la adoración, puedan tener en su oración perpetua las intenciones del Santo Padre, de nuestro obispo y de la Iglesia entera.