El pasado domingo 21 de junio, durante la Eucaristía que presidió Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, Obispo de San Isidro, en la Catedral ubicada en la ciudad generaleña, indicó con palabras categóricas que, “no nos debe caber ninguna duda de cuál debe ser la actitud de la Iglesia, no debe ser de rebeldía, quejas o desobediencia, jamás; en cuestión de salud no manda la Iglesia, aquí la autoridad máxima es el Ministerio de Salud y no la Iglesia”.
Y agregó: “las medidas se toman desde el Ministerio de Salud, no teniendo otras razones para pensar que se trata de una persecución o cosa parecida, como hay gente que ve persecuciones religiosas por todo lado; la Iglesia lo que tiene que hacer es obedecer, y dar el ejemplo de obedecer para que todos los ciudadanos obedezcamos, como Dios lo quiere y como lo exige la salud y el bien de todos”.
Refiriéndose al sentir que existe sobre la apertura o no de los templos, el Obispo Montero fue muy claro, “nosotros los cristianos no podemos quejarnos de cómo es que no van abrir las iglesias, cómo no vamos a poder ir a la Eucaristía y recibir la comunión; es un deseo muy bueno y muy santo, y debemos mantenerlo, pero no nos olvidemos de los otro: el Señor ante las situaciones normales utiliza los medios ordinarios para hacernos llegar su gracia y su salvación, pero en las situaciones de crisis como ésta utiliza los medios extraordinarios, y Él tiene cualquier cantidad de medios extraordinarios para hacernos llegar su gracia y salvación, no es que estamos privados de ella”.
“Preferiríamos poder ir a la iglesia, poder congregarnos con los hermanos y hermanas, sentirnos pueblo de Dios físicamente presente, cuerpo de Cristo presente allí en esa iglesia y en la Historia, cómo no vamos a poder profesar públicamente con ellos nuestra fe, cómo no vamos a querer gozar de esa presencia del Cuerpo del Señor en la Eucaristía como también en los hermanos, claro que sí. Pero la persona que diga: ¡Ay, es que si me privan de la Eucaristía yo no sé qué va a pasar con mi fe porque creo que voy a perder mi fe! Esa persona no sabe lo que está diciendo”, indicó con vehemencia el prelado.
Y aprovechando el contexto del día del padre, en una comparación muy actual y pintoresca acotó: “que tal que yo tuviera mi papá vivo y dijera: ¡ay, yo creo que voy a perder mi fe y mi amor a mi papá porque me privaron de ir a verlo, porque no tengo transporte y porque no puedo abrazarlo y besarlo! Entonces, yo creo que voy a perder el amor a mi papá. Cosa más absurda sería esa”.
Finalmente, realizó un llamado a ser responsables con las normativas que el Ministerio de Salud dicta por el bien de todos, lo cual exige más que palabras de felicitación un verdadero compromiso por el bien de la salud pública. Al respecto, indicó: “de qué sirve decir eso si luego anda contra viniendo todas las disposiciones que tiene el Ministerio de Salud, de qué sirve si luego anda violando y manejando fuera de permiso, de qué le sirve si anda haciendo fiestas y juntándose con otros y haciendo pachangas, de qué nos sirve andar diciendo que amamos mucho a Costa Rica y amamos mucho el sistema de salud. De nada sirve eso, son puras palabras huecas”