Este jueves 6 de septiembre, se celebró la Misa Vocacional en el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, donde se oró por las vocaciones y muy en especial por las de nuestra Diócesis de San Isidro. Durante esta jornada, también se tuvo la Hora Santa por la mañana y el rezo de las Vísperas por la tarde, momentos que estuvieron dirigidos por el Diác. Carlos Valverde.
Durante la homilía, Mons. Fray Gabriel Enrique Montero, recordó el para qué existe un seminario y el por qué los jóvenes que se preparan al ministerio sacerdotal pasan un tiempo de formación en dicho lugar, este lugar «es para conformarnos cada día más con la persona misma de Jesucristo, para aprender de él, para escuchar, reflexionar y orar la Palabra en comunión con la Iglesia; no es sino un esfuerzo conjunto hacia la transformación de nosotros en la persona misma de Jesucristo», afirmó.
Con la Palabra de Dios proclamada en la liturgia de ese día, el Obispo añadió: «que nadie se engañe dice Pablo, también nosotros podemos engañarnos, a veces se tiene la idea que se viene al seminario a aprender un montón de cosas y salir hecho una Biblia, no se engañen… el seminario en primer lugar no es para eso, es necesario tener cierta sabiduría que nos ponen en sintonía con el mundo de hoy, para ser comprensibles; pero su finalidad es para apelar al corazón, para la conversión y para adquirir la sabiduría que viene de Dios, que no es la sabiduría del mundo», acotó.
«Nosotros estamos en primer lugar para aprender la sabiduría que viene de Dios, y que es radicalmente opuesta a la sabiduría del mundo, que es necedad a los ojos de Dios», insistió el prelado, al tiempo que se cuestionó: «¿cuánto necesitamos nosotros que pasamos por un seminario y que vamos a ser pastores llenarnos de esa sabiduría?»
Por eso, en el Evangelio, dijo Mons. Montero, encontramos que Jesús le dice a Pedro «vete más adentro y ahí tiras las redes, y Pedro con una actitud muy poco propia de él, le dice: ‘Señor toda la noche hemos tratado de pescar y no hemos cogido nada, pero confiando en tu palabra tiraré las redes’; ahí se manifiesta que hay una manera humana de pensar, una manera en la que estaba metido Pedro y compañeros, empeñados en querer pescar donde no había, en inisitir en métodos de vivir y gobernar que no ayudan a nadie…, y una sola palabra del Señor bastó para decir: ¡no! no es aquí, es más adentro, y obediente lo hizo Pedro porque está obedeciendo a una sabiduría que no era humana, la sabiduría humana sólo lleva al fracaso, pero basta escuchar una sola palabra de él y él nos indicará con su maravillosa sabiduría dónde y cómo debemos pescar», manifestó Montero con clara vehemencia.
Aquella obediencia, trajo a Pedro un mensaje de esperanza al escuchar de Jesús un ‘no temas’; pero para eso, será preciso hacer experiencia de humildad. Pedro nos enseña, que también nosotros tenemos que decir: «he estado actuando con una sabiduría diferente, pero he visto que tú eres la sabiduría, ojalá todos pudiéramos tener esa sabiduría y decir apártate de mi porque estoy tan lejos de lo que querés, y poder tener la gracia de escuchar aquellas palabra de no te preocupes serás pescador de hombres…; para eso, tienes que aprender a escuchar mi voz y reconocerte nada, porque el que se crea sabio que se haga necio, sólo así conocerá la sabiduría que viene de Dios, hasta que no reconozca que eres un pecador no habrás encontrado la sabiduría de Dios», insistió el obispo de San Isidro.
Finalmente, tuvo una palabra profética referente a la sociedad, e iluminando con la Palabra de Dios, indicó: «la sociedad, el país y los gobiernos quieren regirse con sabidurías propiamente humanas, a mi parecer, a muy pocos les interesa la sabiduría que viene de Dios y por eso en la política se comenten errores que llevan a veces a la ruina del país (hablo en general); cuánta necedad hay en aquellos que rigen las naciones, que creyendo funcionar con la sabiduría del mundo y la tecnológica, terminan arruinando países enteros conduciéndolos por despeñaderos y caminos que no harán un país nuevo, sino que se hunden cada vez más. Nos llenamos de sabiduría del mundo, pero que es necesidad ante Dios», precisó.