Romeros de Coto Brus disfrutaron Eucaristía a orillas del río Grande de Térraba

En el segundo día de caminar hacia la Basílica, los Romeros de Coto Brus arribaron a Paso Real, tras 46 kilómetros de avanzar con paso seguro y gran devoción hacia los brazos de nuestra Madre. Luego de que se bañaron, comieron y recibieron atención médica, se prepararon para la Santa Eucaristía la cual sería presidida por el presbítero Enrique Ureña Mora, quién es párroco de Fila Guinea y encargado de la Jornada de Vida Cristiana de la Diócesis de San Isidro.

La Santa Eucaristía se llevó a cabo en una pequeña zona verde, rodeada de árboles y a orillas del río Grande de Térraba. La escena era sencilla pero impresionante, los romeros se sentaron en la hierba, rodeando el Altar, sin duda era mucha la similitud a la escena en la que Nuestro Señor Jesucristo realizó la multiplicación de los panes y los peces.

En la homilía el padre Enrique, quien realiza la romería por octava vez, enfatizó en la importancia de vivir la eucaristía con gran devoción y aprender a darle la debida importancia. Así mismo, aprovechó para invitarlos a que abran el corazón y se dispongan, olvidándose de sus preocupaciones diarias. “Aprendan a vivir bien la Eucaristía, porque es el tesoro más grande y maravilloso que tiene uno como cristiano católico” mencionó el presbítero efusivamente.

De igual forma se refirió al don de la vida: “la vida que usted tiene es de Dios y nosotros no somos dueños de nada, somos administradores de los regalos que Dios nos ha dado” y de esta forma aprovechó para comparar la romería con la gestación de un parto: “uno empieza la romería con achaques, con dolores y mareos, pero vamos en ese caminar algunos con situaciones muy difíciles y otros con condiciones más normales … y cuando se llega a Cartago ya ahí es la maternidad, una vez que llegó uno a los pies de la Virgen María, es como cuando la madre toma al niño en sus brazos, en ese momento se olvidan todos los dolores y ahí dice uno, valió la pena”.

El padre Enrique les motivó a seguir en este duro camino a pesar de los dolores y el cansancio, e hizo referencia a la carta de San Pablo a los Corintios “hemos sufrido toda clase de pruebas pero no nos angustiamos”. Aprovechando la atención de los romeros y en tan emotivo encuentro a orillas del río les aconsejó: “vamos como San Pablo, no nos angustiamos, ahí vamos y si no doy a pie, voy en carro y de alguna forma se llega, porque hay muchas formas de hacer la romería; a nuestra Madre María y a nuestro Dios Padre tampoco le va a gustar que usted se esfuerce más de lo que puede, el cuerpo tiene un límite”.

El padre Enrique finalizó su homilía instándolos a sentir la presencia de Dios que nos mueve con Fe a caminar y les solicitó valorarse durante estos días interiormente para saber qué cosas deben cambiar para ser mejores cristianos.

Luego de la homilía los romeros de Coto Brus presentaron sus ofrendas ante el altar, vivieron el misterio de la consagración del pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo, compartieron la paz y recibieron la Sagrada Comunión.

 

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