Sencillez, fe y valentía caracterizan a romeros de Hatillo de Quepos

En medio del frío Cerro de la Muerte y con la ayuda de un joven que nos guió, un equipo de Radio Sinaí 103.9 FM, conoció la digna historia de unos valientes fervorosos, que en el mayor silencio y anonimato, vencen el temido cerro luego de ascender hasta la zona de Pérez Zeledón.

Con un grupo de doce caminantes y cuatro servidores en una asistencia extremadamente básica, estos fervorosos romeros caminan pasando por desapercibidos de los medios y de la fama; y aunque su testimonio es realmente admirable, el haberse mantenido al margen de muchos honores, sumado a su sencillez, nos hacen estar frente al más genuino sentido de la ofrenda en romería.

Con una historia de más de una década, Henry Céspedes Arias coordina una experiencia romera desde Hatillo, comunidad que civilmente pertenece a Quepos y eclesiamente a la Parroquia de Platanillo en la Diócesis se San Isidro.

«Salimos el pasado domingo 29 de julio al ser la 1:00 am, caminamos este primer día desde Hatillo en la costa, hasta la comunidad de Jardín, haciendo así 64 kilómetros, gran parte de ellos en pura cuesta», relató el joven organizador al recordar el fuerte ascenso a que se someten en una jornada que realizaron en 16 horas de peregrinación.

Así, con muy poca asistencia, sin la comodidad de aquellas famosas romerías organizadas por Coto Brus o  Pérez Zeledón, quienes llevan entre sus filas a unidades de atención profesional y médica; estos hermanos se las ingenian para comprar la comida de camino o recibirla de alguna familia amiga donde les dan posada, de forma muy rústica se tratan entre ellos mismos con algún tipo de masaje de ser necesario y confían al cielo en que no se presenten mayores contratiempos durante su travesía.

Como todo romero, cargan su corazón y pequeñas mochilas de intenciones, «éstas junto a la fe, son la fuerza que nos impulsan en el camino, en la fe en la Negrita está la fuerza que me mueve a mí y que me hace dársela a mis compañeros», precisó Henry a pocos kilómetros de coronar su segundo día de camino este pasado lunes, mientras frotaba sus manos intentando conseguir calor.

Aunque en el pasado los grupos eran más numerosos, y según nos contaron llegaron a ser hasta de 40 personas, muchos por razones de trabajo se les ha hecho difícil poder continuar la experiencia. Sin embargo, hay un hombre que nada lo ha detenido, se trata de don Francisco  Agüero, cuya historia también es digna de conocer.

Con casi 70 años de edad, este valiente  agricultor le vimos caminar con paso firme y fuerte entre la leve llovizna que parecía no querer dejar a los romeros en su camino; su particular vestimenta nos llamó la atención de inmediato, con un gorro en su cabeza, con una especie de delantal hechizo por una bolsa plástica verde a la cintura, abrazando otra bolsa negra que algo llevaría y unas botas altas de hule (características en el trabajo de campo), don Francisco no solo peregrina sino que nos compartiría su historia, que más aún nos llamaría la atención.

Con 15 años de hacer romería desde Hatillo, comentó que «fue la muerte de su padre, producto de que se desvaneció y cayó hacia atrás golpeado la cebeza, lo que me llevó a caminar, desde ahí prometí que mientras tenga fuerzas iré a Cartago», indicó.

Y auque no nació decirlo de él, fruto de esa gran sencillez y humildad, el equipo de Sinaí conoció que este hombre ha participado también en la famosa carrera al Chirripó, donde hace ya más de una década obtuvo el segundo lugar. Con esto, decimos que la agilidad y destreza física de este hombre es envidiable, bien nos comentaron sus compañeros que incluso algunos tramos de la peregrinación los hace corriendo; pero en medio de esa humildad y con esa sabiduría que viene de un corazón pleno, nos dijo: «esta experiencia de romería todos pueden hacerla, que se preparen caminando y cuando las fuerzas físicas se agoten seguir con las fuerzas de Dios y de la Virgen; cuando yo siento que ya no puedo le pido a Dios, y la verdad que estoy feliz y me siento como un chiquillo», apuntó.

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