Este jueves 11 de agosto tuvo lugar la celebración vocacional de la Diócesis de San Isidro en el Seminario Nacional de Nuestra Señora de los Ángeles; como todos los meses, se celebró la Eucaristía pidiendo por las vocaciones, para esta ocasión correspondió a nuestra diócesis razón por la cual fue presidida por Mons. Montero. En esta celebración, el obispo recordó la necesidad de orar por todas las vocaciones y de manera especial tuvo presentes a las vocaciones contemplativas.
Durante la homilía, el obispo diocesano aprovechó la celebración en honor a Santa Clara para señalar que todos intentamos de alguna manera ser franciscanos y San Francisco sigue deslumbrando la vida de hoy, pues muchos siglos después sigue siendo un modelo de vida; y junto a él nos encontramos a Santa Clara, precisó.
Manifestó que “Santa Clara es la versión femenina del franciscanismo, ella le conoce en su opción por el evangelio y sus intenciones íntimas por responder a Dios, le conoció en sus incertidumbres y dudas, llegando a tener una amistad profundamente evangélica; es así como llega a ser la mujer que mejor conoce al santo hasta entender su ideal y seguirle como fiel discípula”.
Ella fue capaz de rescatar los valores esenciales que el Señor quiso proponer al mundo por medio de Francisco, ella salvaguarda la médula del franciscanismo, como lo es: la pobreza evangélica que va unida a la minoridad, la fraternidad llevada al corazón en experiencia vivida con Francisco, y la contemplación tan importante para la vivencia del ideal evangélico.
Recordó que estos tres valores siguen siendo importantes para nosotros hoy, pues articulan todo el proyecto de Dios que él nos ha propuesto. Con la primera lectura de la misa, insistió que Dios le dice al profeta ser signo profético para su pueblo, y Clara se convierte también en profeta cuando al oír el mensaje del Evangelio deja los proyectos humanos y las opciones de futuro prometedoras, y abraza la pobreza, la fraternidad y la contemplación.
En cuanto al Evangelio, el obispo señaló que el perdón es la esencia de su mensaje y del cristianismo, y por eso Jesús le pide a Pedro perdonar siempre. Este perdón es necesario para reconstruir nuestra vida con Dios, con nosotros y con los demás. Clara es ejemplo de cómo debemos reconstruir nuestra vida para construir las relaciones con los demás; “nuestra gran tarea será reconstruir las relaciones humanas que purifiquen y reconstruyan el tejido social y para ello debemos ser bálsamo que sane” finalizó.