Iluminación inicial de la Asamblea Diocesana


En el primer encuentro de la Asamblea Diocesana de Evangelización, que reúne a más de un centenar de participantes, entre ellos el obispo, sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos; el Padre Moschetta, ha dicho que debemos «sentirnos Iglesia hoy, para sentir la alegria de ser Iglesia; así el Plan es la voz del Espíritu que nos acompaña y nos ilumina, es el proyecto pastoral y evangelizador para la Diócesis de San Isidro».
Para la vivencia de este proyecto, es preciso tener claro que «la comunión no es algo secundario ni facultativo, sino que toca la esencia misma de la Iglesia, por eso Jesús ha orado diciendo «que sean uno», teniendo por modelo la comunión de Dios», recordó el sacerdote expositor.
Por tanto,  señaló que la espiritualidad se fundamenta en que todos somos miembros del cuerpo de Cristo, por ello tenemos la misma esperanza y la misma misión, con un obispo que es cabeza, un presbítero que es signo de comunión y unos laicos que se entregan con alegría; «así, la variedad no debe romper la unidad, el cuerpo místico de Cristo se edifica y crece en el amor».
Es necesario entonces, percibir con claridad que «la fe debe llevarnos a la gracia sacramental, de ahí que el Bautismo nos haga formar la Iglesia», preciso el Padre Moschetta. «Por eso, de esta comunión nos viene la misión, anunciar el Evangelio a todos», puntualizó este clérigo.
«Los sacerdotes no son la Iglesia, pero no hay Iglesia sin nosotros; el rostro de la Iglesia diocesana en grandísima parte somos nosotros, esto.no nos hace más, pero como pastores condicionamos el rebaño, por eso la efectividad del Plan dependerá mucho de como lo asumimos y apliquemos», recordó el sacerdote durante su exposición; y añadió «si ustedes laicos, no asumen este Plan como un don y se comprometen a fondo con él, no va a tener eficacia, por eso deben estar en comunión con los pastores y que esto me haga tomar mi responsabilidad de conocimiento y disponibilidad de compromiso».
Para todo esto, debemos superar las tentaciones, entre las cuales se detallan: superar esa visión de Iglesia insuficiente, pasar de una acción conservadora a una actitud misionera (en salida), pesimismo que lleva a no creer en la eficacia  de lo que vamos hacer, y la división que desmorona a la Iglesia, no nos dejemos robar el valor de la fraternidad.
«Es necesario amar a la Iglesia y manifestarlo con alegría, tener un espíritu de colaboración que me hace estar dispuesto a sacrificarme para ayudar al otro y dejarme ayudar por los otros».

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