La Diócesis de San Isidro cuenta apartir de este mes de mayo con nuevo Ordo Administrativo, gracias al decreto n° 112 de Mons. Gabriel Enrique Montero Umaña firmado el pasado 21 de marzo del 2018; este documento servirá para regirse en materia administrativa y económica, y como lo dice el mismo decreto «establece como vinculante el presente Ordo Administrativo Diocesano en sus trece capítulos, los cuales contienen el ser, la función y los procedimientos del Consejo de Asuntos Económicos Diocesano (CAED) y de los Consejos de Evangelización en materia administrativa, así como los de todos aquellos grupos o asociaciones de fieles que manejen patrimonio en nombre de las Temporalidades de la Diócesis de San Isidro».
Señala el mismo decreto, que las competencias para hacer cumplir lo establecido en el Ordo recaerá sobre el CAED, «este órgano velará para que se lleven a cabo las normas que en materia administrativa están contenidas en el presente Ordo. En caso de incumplimiento será el mismo CAED que tomará las medidas que sean necesarias».
Con este instrumento de Ordenamiento queremos ayudar en la unificación del proceso administrativo, tomando en cuenta que la administración posee su original sentido etimológico en las palabra «diakonía» que significa servicio, de allí que comprendemos administrar como una función netamente de servicio y de colaboración. Así mismo, se recuerda que este servicio debe desempeñarse teniendo presente que la iglesia es una comunidad de fe en la que todos somos responsables, y que nuestra acción debe responder a los parámetros del Evangelio.
El arte de administrar debe llevarnos a comprender qué ha ocurrido en el pasado, las condiciones en que nos encontramos y que todo esto nos sirva para ensayar nuevos estadios de proyección hacia el futuro, propiciando un mejor y mayor uso de los recursos generados, convirtiéndose en un instrumento necesario para la toma de decisiones. Así, al ser fieles a la administración evitaremos los extremos de caer en la avaricia o pretender negar la necesidad de recursos, sino que sabremos actuar con libertad, que nace de la auténtica pobreza, es decir con desprendimiento, para encontrar el cuidado y la protección de Dios, que nos hará considerar los activos y recursos administrativos simplemente con un medio y nunca como un fin.
El presente Ordo propone siete principios de espiritualidad para el desempeño en el cargo, entre los cuales precisa: «la corresponsabilidad eclesial, la capacitación para el desempeño, los criterios de la selección, la honestidad, la rendición de cuentas la transparencia y la evaluación de la gestión».
Finalmente, señalamos que el Ordo está conformado por un primer capítulo de Generalidades; un segundo capítulo dedicado al Recurso Económico e Infraestructura; el tercer capítulo a la Flotilla Vehicular; los capítulos cuatro al nueve legislan sobre los Fondos Diocesanos, dedicando uno al Fondo para la Evangelización antes llamado Fondo de Pastoral, otro al Fondo Solidario para Agentes de Evangelización, otro al Fondo Común, otro capítulo para la creación del Fondo para la Legalización del Patrimonio Eclesiástico, otro para el Fondo Solidario para Vehículos, y otro para el Fondo Solidario Presbítero Timoteo Manley; el capítulo décimo y el capítulo undécimo están bajo el apartado de Aranceles y Tributos Diocesanos, uno dedicado a Sacramentos y el otroo a Cuotas Parroquiales; finalmente el capítulo duodécimo trata sobre la Vida Cotidiana; y el capítulo décimo tercero presenta Principios e Indicaciones Finales.
Dicho documento, será debidamente presentado al Clero en la reunión ordinaria de mayo, y posteriormente a los agentes de evangelización que conforman los Consejos Económicos de parroquias y filiales en un proceso que se estima se realizará en el mes entrante.