Primer Mensaje de Mons. Juan Miguel Castro Rojas

Al finalizar la Ordenación Episcopal, Mons. Juan Miguel Castro Rojas, V Obispo de la Diócesis de San Isidro de El General, se ha dirigido a todos lo presentes que se encontraban en la Iglesia Catedral de San Isidro de El General, y a la multitud que seguía la transmisión por los distintos medios de comunicación, con las siguientes palabras:

Muy estimados Cardenal Monseñor José Luis Lacunza, Obispo de David, Panamá. Señor Nuncio Apostólico en Costa Rica, Monseñor Bruno Musaró. Señores Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y Obispos Eméritos. Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, seminaristas, hermanos presentes aquí en la Catedral y todos los que siguen la transmisión por los diferentes Medios de Comunicación. Me da un gusto inmenso de poder saludarlos a todos ustedes.

En un primer lugar quiero dar gracias a Dios por el don de la vida, la cual he llegado a disfrutar plenamente y más aún por el don del sacerdocio, en estos 31 años, donde me he realizado plenamente, hasta el punto de decir no necesito nada, en la vida lo tengo todo, qué grande es mi Dios.

En un segundo lugar quiero agradecer a mi querida familia, mis papás, hermanos, sobrinos, mi tío el Padre Eladio Rojas Sancho, que han sido un verdadero soporte en mi vocación. Y agradecer de una forma muy especial a mis papás que han sido instrumentos escogidos por Dios para darme la vida. Qué bendición que en un día tan importante como éste, me pueda acompañar mi mamá y mi papá desde su casa por asunto de salud. Gracias mamita te amo mucho.

Hoy quiero renovar mi compromiso ante Dios y ustedes, muy querida comunidad cristiana, el mismo que hice hace 31 años para mi ordenación sacerdotal, de gastarme y desgastarme, de amar y servir, como lo puse en el lema que he querido escoger.

Desde ya me pongo a las órdenes de esta Diócesis en la que trabajaré sin descanso por llegar a amarla profundamente todo el tiempo que Dios me permita estar aquí entre ustedes. Continuaré apoyando toda la riqueza presente en esta Diócesis que los obispos antecesores han realizado y aportaré lo que esté a mi alcance, iluminado por la acción del Espíritu del Señor, para que continúe siendo una Iglesia viva, que pueda dar respuesta a todos los retos que hoy el mundo presenta.

Y a ustedes muy queridos sacerdotes y diáconos permanentes de la Diócesis de San Isidro, mis más cercanos colaboradores en esta misión de ir por todo el mundo a anunciar la Buena Noticia, me quiero presentar ante ustedes como un padre, como un amigo cercano, siempre atento a sus necesidades, a dialogar, a compartir las penas y las alegrías con todos ustedes, trabajaré incansablemente por buscar una plena fraternidad entre todos y así juntos vivamos la hermosa experiencia del mandamiento del amor, propuesta siempre actual de Nuestro Señor Jesucristo.

Por último, agradezco sinceramente a tantas personas que llevan días de preparar esta hermosa celebración para que cada uno de ustedes pudieran vivir de la mejor manera este acontecimiento de Iglesia. Gracias y que Dios les bendiga mucho.

 Concluyo con aquella linda frase de San Agustín, la cual procuraré llevarla muy grabada en mi mente y corazón… CON USTEDES SOY CRISTIANO Y PARA USTEDES SOY OBISPO. Gracias y que Dios los bendiga mucho. Por favor oren por mí.

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