Vicaría San Pío celebra la familia con fe

        Animados por un Dios misericordioso que nos invita a unirnos como Iglesia y celebrar el don de la familia, cientos de feligreses se dieron cita ayer domingo veintidós de agosto en la Feria del Agricultor en San Isidro de El General. Al ser las ocho de la mañana dieron inicio los cantos de alabanza a nuestro Señor Jesucristo, al mismo tiempo que más de diez sacerdotes de la diócesis administraban el Sacramento de la Reconciliación a una numerosa cantidad de personas que arrepentidos se acercaban a confesarse.

        Las diversas parroquias organizadas por colores, portaban banderines, pañoletas y globos que los identificaban y los convertían en un completo arcoíris de alabanza y bendición al Señor. Su objetivo se reflejaba en sus rostros, unidos alegres en comunión como Iglesia para recibir la Indulgencia Plenaria luego de confesarse, realizar la peregrinación y pasar por la Puerta Santa que se encontraba ubicada en la Catedral de San Isidro.

        Luego de las alabanzas, se realizó un rito preparatorio para el ingreso a la Puerta Santa en donde el Pbro. Juan Carlos Quirós, párroco de la Parroquia de Platanillo, comentó la lectura del Evangelio de San Lucas capítulo 15 de la parábola del Hijo Pródigo diciendo “lo que le dice el padre a su hijo mayor es justo lo que hoy estamos viviendo, debemos hacer fiesta, regocijarnos porque estábamos muertos y en Cristo hemos vuelto a la vida y por eso caminamos hacia la Catedral dónde está esa puerta que vamos a atravesar como parroquia, que vamos a atravesar como familias.”

        Así mismo, motivando al centenar de gente agregó “…el Padre Dios está con los brazos abiertos esperándonos, somos sus hijos que en algún momento nos hemos descarriado, pero Él no nos recrimina, Él no nos señala, Dios no nos juzga. Dios se derrite por dentro de amor como aquel que vuelve a la casa paterna y le abre sus brazos para recibirlo. Ese es el Dios del perdón, que está esperándonos para decirnos ‘te perdono, tienes la paz, recibe mi amor’, y como respuesta debemos salir a compartirlo.”

        Al ser las 10:40 a.m. los cientos de católicos de la parroquia de Palmares, San Ramón, Platanillo, Pejibaye, Platanares, Lourdes, General Viejo, San Pedro, Rivas y San Isidro, agrupadas por filiales iniciaron su peregrinar hacia la Catedral. Cantos, el rezo del rosario y alabanzas los acompañaron durante el recorrido que los dirigía hacia la Puerta Santa de la Misericordia. Luego de un emotivo recorrido por las calles de San Isidro de El General los feligreses atravesaron con gran fe y júbilo la Puerta Santa y se prepararon para la Santa Eucaristía que iba a ser celebrada en la boulevard frente a la Catedral.

        En la homilía, el presbítero Edgar Orozco recalcó que debemos vivir nuestra fe católica con verdadero convencimiento y compromiso y no como una especie de entretenimiento o como si fuera un hobbie. “La fe cristiana católica es un camino que tiene una meta muy concreta y ese camino es angosto” indicó el sacerdote. Así, mismo mencionó que la Puerta de la Misericordia en las parroquias es la puerta más angosta, la cual representa un signo para que entendamos que la puerta angosta es la puerta exigente y por eso debemos esforzarnos para pasar por ella. El presbítero recordó las palabras de Jesucristo que nos menciona “Yo soy la Puerta, el que entre por mi podrá entrar y salir las veces que quiera” palabras que nos animan a querer entrar por esa puerta y no querer salir más.

        Refiriéndose a las familias el padre Orozco mencionó que en la actualidad se nos habla que la familia está en crisis y que depende directamente de nosotros cómo queremos tomar esa situación, de nosotros depende si queremos luchar por la familia o asumirlo de manera mediocre o indiferente.  “Cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también superar obstáculos, cada crisis se percibe como la vocación para llegar a beber juntos el mejor vino”. Además agregó “…cada familia se constituye en un lugar de encuentro, en una escuela, en una iglesia doméstica, cada familia en dimensión más pequeña de la iglesia es sacramento de salvación, signo visible de salvación”.

        Finalizó así su homilía motivando a los presentes a que pidamos siempre a Dios que nos ilumine a tomar las decisiones acertadas y prioritarias que exige nuestra sociedad de hoy para no caer en el desánimo, en la depresión, en el egoísmo y salir victoriosos siempre y con la mano puesta en el corazón de nuestro señor Jesucristo.

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